La trama del juez Nisman y su “suicidio” tiene todos los tintes de una novela de John LeCarré desde el primer momento que saltó a la opinión pública, y cada día que pasa parece enrevesarse aún mas, hasta el punto de que no resulta descabellado pensar en que pueda tener catástroficas consecuencias no solo en clave interna, sino tambien internacional.
De vez en cuando, somos testigos de operativas de espionaje y contraespionaje, como el episodio del envenenamiento del soviético Litvinenko, de crímenes de Estado convenientemente acallados por medios afines, de teorías conspiracionistas, como las que rodean a los accidentes de Malasyan Airlines o incluso de una hipotética autoría de la mismísima CIA o el Mossad en el 11S.
Para quienes no estén al tanto de lo ocurrido, el juez Nisman aparece muerto de un disparo en su bañera el pasado lunes, un día antes de prestar declaración en el juicio que llevaba mas de 10 años instruyendo el caso : la supuesta negociación del gobierno Kirchner con sus homólogos iraníes a fin de proporcionar vía de escape e inmunidad a los terroristas que perpetraron el atentado del AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) en 1994, saldado con 85 personas muertas y cerca de 300 heridas (la comunidad judeoargentina es la más numerosa de América Latina y la quinta mayor del mundo)
El 2006, la justicia argentina, después de años de investigar el caso, representada por los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos, formalmente acusó al gobierno iraní de planificar el atentado y al Hezbollah de ejecutarlo.
Siempre según la investigación de la fiscalía, Argentina fue elegida como blanco del ataque tras la decisión de su gobierno de suspender un acuerdo de transferencia de tecnología nuclear a Irán. Hezbollah escogió un barrio judío bonaerense como objetivo del atentado con el fin de provocar la mayor cantidad de muertes de ciudadanos judíos.
Posteriormente el juez Rodolfo Canicoba ordenó la captura de los siete ex-funcionarios iraníes y de un miembro operativo libanés del Hezbollah acusados todos ellos por la fiscalía.
En 2007, Interpol ratificó las conclusiones de la justicia argentina.
Desde entonces, el gobierno argentino ha requerido a Irán la extradición de sus ciudadanos acusados por el ataque para ser juzgados por un tribunal o argentino o extranjero, pero Irán se ha negado a acatar el fallo de la justicia argentina, a pesar de los memorándums y tratados bilaterales que ambos países han fingido suscribir para justificarse de cara a la galería, y que con el tiempo no han demostrado ser mas que acuerdos comerciales encubiertos bajo la excusa de hacer justicia, con viajes a todo trapo a Teherán pagados a políticos argentinos, pseudocumbres por la paz y la restitución de la dignida de los fallecidos en el atentado y demás maquillajes varios.
La privatización de facto de 3/4 partes de la Patagonia en favor de los Kirchner supone el mejor plan de pensiones para las generaciones venideras de la familia de la presidenta : en los últimos años, las tierras al sur de la Pampa se han reorientado hacia una indiscriminada producción agrícola basada exclusivamente en la semilla de la soja, imprescindible para la producción de biodiésel, y esto se ha llevado a cabo en detrimento de una mayor y mas lógica diversificación de las cosechas de soja en Argentina.
Sin embargo el desarrollo de las energías renovables que toman como base el biodiésel como combustible del futuro, no están avanzando a la velocidad esperada, por lo que Argentina requiere continuar importando crudo y es mas puede que para cuando se acaben las reservas de petróleo, el uso del biodiésel como combustible a nivel mundial puede aun seguir en fase experimental y no aportar los esperados beneficios.
Ahora bien, teniendo en cuenta las dificultades de Argentina para financiarse en los mercados internacionales (desde que dejó de pagar su deuda externa se vio expulsada del FMI con todas las consecuencias), a la hora de pujar por el barril de Brent, los únicos interlocutores naturales que le quedan a la hora de proveerse de partidas tan cotidianas como el combustible, son justamente los piratas del petróleo, e Irán está a la cabeza de ellos.
Esto, en primer lugar, ya define su necesidad de pactar una negociación con Irán, por mas que la presidenta niegue que su país se haya abastecido hasta la fecha con petroleo iraní. Y en segundo lugar, prueba que ambos países se han dedicado a tapar la verdadera naturaleza de sus intereses ante la comunidad internacional durante todo este tiempo.
Por otro lado, parece excesivamente pueril el pretender salir políticamente indemne del asesinato a un juez tan popular como Nisman justo un día antes de que éste rinda cuentas de una instrucción en la que lleva trabajando 20 años.
Al asegurar, para sorpresa de todos hoy, la presidenta Cristina Kirchner que ahora ya ‘no cree en absoluto que Nisman se suicidara’, en apenas dos dias ha pasado de ser la que vetaba cualquier teoría ajena a la versión policial, a ser la instigadora de todo tipo de conspiraciones, ya que sus palabras dejan entender que está apúntando al hecho de que la muerte del juez es fruto de una alianza entre la CIA y el Mossad israeli con el doble objetivo de desprestigiar a su gobierno de una parte, a la vez que éste es chantajeado para que cese en sus peligrosas relaciones comerciales con Irán. Es decir, la versión presidencialista viene a culpar a la eterna conspiración judeo-americana, extendiéndo la teoría de que los EE.UU e Israel habrían comprando los años de Nisman en la judicatura a cambio de obtener beneficio para su propio eje en materias de comercio de petróleo y de impulso de su propia industria armamentistica para el control del Oriente Medio.
Resulta que el fiscal Nisman vivía en el barrio mas moderno y sofisticado de Buenos Aires, Puerto Madero, y sorprendentemente no existen grabaciones de la cámara de seguridad del edificio correspondientes a la noche de su fallecimiento, su familia asegura que no tenía un solo síntoma de depresión – todos acusan al gobierno – y ademas aparece una nota manuscrita por el juez con la lista de la compra pendiente de realizar al dia siguiente, algo que desde luego nadie que tenga previsto matarse se toma la molestia de redactar.
El arma homicida le fue entregada por su ayudante a petición suya la noche anterior, tras recibir la llamada de un espía alertándole que redoblara su propia seguridad.
En plenos prolegómenos de la investigación, recién abierta, el forense afirmó precipitadamente, antes incluso del analisis toxicológico, que se trataba de un suicidio guiándose por el hecho de haberse encontrado pólvora en sus manos, pero la trayectoria de la bala resulta confusa de identificar como la una tentativa autolesiva y por otro lado, la presidenta se vio obligada ante la presión social a levantar el secreto de sumario del caso a los dos días. Hoy se sabe que la investigación arroja resultados cuanto menos contradictorios y que el cadaver del juez no deja lugar a certeza científica sobre su origen suicida, al tiempo que se trabaja ya con la posibilidad de que se trate de un suicido inducido, para lo cual se ha confiscado numeroso material personal del juez como su ordenador o su móvil en busca de amenzas que puedan constituir pruebas de ello.
Sin embargo, la complejidad aparente de todo este asunto podría en realidad no ser mas que su mayor coartada, y en lugar de responder a conspiraciones internacionales, ser lo que simplemente parece que es desde su inicio, por increíble que resulte imaginarlo asi : un asesinato de Estado para encubrir una política de peligrosa connivencia comercial entre Argentina e Irán.
Y sin embargo sus consecuencias si que podrían ir inesperadamente más allá de sus propias fronteras.
De ser cierto esto, la estabilidad social en el país sudamericano, ya de por sí bastante degradada tras largos años de devaluado Kirchnerismo, y la económica, con una ciudadanía harta de padecer una inflación galopante y a la que se le prohíbe por ley acumular ninguna cantidad de divisa a fin de proteger la cotización del peso, podrían venirse abajo de forma muy dramática, del modo en que se han visto afectados otros países vecinos tradicionalmente estables (cabe recordar la alineación de la presidenta con lideres como Nicolas Maduro en Venezuela, o Evo Morales) con la salvedad de que Venezuela o Bolivia son países de baja densidad en términos de población, pero Argentina no, y si la crisis de confianza en las instituciones democráticas llegara a convertirse en el detonante de una revuelta social considerable, con su consabida represión y merma de las libertades públicas, además de estar hablando de un retroceso democrático desesperante un país como Argentina que goza de el desde principios de los 80, las consecuencias demográficas para el país serían devastadoras, y paralelamente supondría un riesgo de oleada migratoria superior incluso a la que se generó en el “corralito” del 2001, con la consiguiente desestabilización de los países receptores, muchos de los cuales aún no han encaminado sus economías lo suficiente como para absorber un volumen tal de emigración.